domingo, 31 de julio de 2016

EL ANIMA DE MARRERO



Cuando nos paseamos por el mundo esotérico, encontramos cualquier cantidad de fenómenos espirituales, psíquicos, paranormales e inexplicables desde el punto de vista científico.
Más de un estudioso de las ciencias, ya sea física, química, biología, matemática, etc., han llegado a la conclusión de que una mano divina, una luz enigmática o una energía más allá de nuestra comprensión, de una u otra forma ha intervenido en la creación de ciertos acontecimientos, que el común de las personas ha denominado milagros.
La historia nos trae a colación algunos personajes que por alguna razón asoman la posibilidad de la creencia en “milagros”. Solo por mencionar algunos tendríamos que mencionar a Aristóteles, Copérnico, Galileo, Einstein y en el caso de Venezuela el Doctor José Gregorio Hernández, que aun después de muerto sigue salvando vidas con sus milagros, así la iglesia católica no lo quiera reconocer por razones que desconocemos.
Nos llama la atención lo relativo a las animas que aquí en Venezuela son muchas: la de Taguapire (Francisca Duarte), Amalio Blanca, el ánima de Marrero, el ánima de pica-pica, etc., pero nadie habla del anima del Doctor José Gregorio, ni del anima de la madre María de San José. Puro misterio que no logramos comprender.
Para entrar en la materia que nos ocupa, tendremos que empezar por definir que es “un anima”. El Diccionario Enciclopédico Larousse lo define de la siguiente manera: “alma de los difuntos, particularmente las que se supone están en el purgatorio”. Preguntamos ¿Es que deberían estar en otra parte?. La duda siempre pone el dedo sobre la llaga.
Desde esa óptica se infiere que es algo único del mundo cristiano católico, porque no conocemos que algún protestante, musulmán o judío rinda pleitesía, devoción o fervor religioso a alguna anima. Si existe les pido disculpas. Comienza a aclararse el panorama (¿o a complicarse?).
En el purgatorio según los católicos se purgan las penas, los errores cometidos en el plano terrenal, para después lograr la purificación y alcanzar el cielo y estar en gracia con Dios. ¿Sera que los “milagros” que llevan a cabo las animas los ayudara en el otro plano para su elevación espiritual y alcanzar la gracia divina? Sin embargo surge una duda: ¿Todas las almas benditas del purgatorio se les pueden llamar animas?.
¿Cómo se podrían llamar las que no son benditas? No lo diga, por favor no maldiga, además suponemos que van al infierno de los católicos. Todo son suposiciones en base a una creencia religiosa. El dogma cristiano es fuerte.
El ánima de Marrero (José Vicente Marrero Palma), según nota de Cyrano escrita en una red social el 08-01-2.013 dice que era un llanero que vivió en la Zona de Santa Rosalía, población cercana a Caicara del Orinoco en el estado Bolívar. Fue un hombre trabajador y muy bebedor.
Cuando murió sus amigos iban a su tumba a echarse unos palitos o tragos alrededor o encima de su fosa, en el cementerio de Santa Rosalía. Suponemos que bajo efectos del alcohol le pedían favores tales como: si me consigues el caballo que me robaron te traigo una botella de ron. O quizás si haces que mejore la cosecha en este año, te traeré una caja de cervezas de las que tu tomabas.
Parece ser que las cosas se daban. Así comenzó a correrse la voz del ánima milagrosa de Marrero. La gente comenzó a pedirle favores y por supuesto a pagar las promesas que se le ofrecieron.
Su culto se extiende por Santa Rosalía, Maripa, Ciudad Bolívar, Cuchivero, Caicara del Orinoco, las Mercedes del Llano, Chaguaramas, Guarataro, Los Pijiguaos, la Urbana, la zona de guaniamo donde los mineros le tienen gran devoción y en muchos pueblos y caseríos del estado Bolívar.
Dicen algunos de los que visitan su tumba, que le colocaron un tubo de plástico con un pequeño embudo en la parte superior y este baja hacia su urna. Por allí le vierten el aguardiente, el ron, las cervezas, el wiskie (una forma muy original para que el ánima comparta con sus amigos).
Pero hay un detalle digno de mencionar, pues resulta que algunas veces debido al exceso de licor, este rebosa la tumba y sale a flote. Así llegan algunas vacas, toros, becerros, asiduos visitantes del camposanto y comienzan a lamer el aguardiente y se embriagan a tal punto que pasan toda la noche mugiendo alrededor de la tumba.
Cuando eso pasa dicen los vecinos del camposanto que Marrero está agradecido, muy contento y hace mugir a las vacas.
Por supuesto como en toda ánima en cualquier rincón del país, le colocan sobre su tumba: coronas, placas, diplomas, por favores concedidos. Esto también se puede observar por ejemplo con el ánima de taguapire, la cual hemos visitado 2 veces, a quien le hicieron una casita y las placas, coronas, ofrendas, diplomas, tapizan prácticamente todas las paredes del lugar.
Por otra parte también refiere Claviel Marcano en la misma red social el 28-8-2.013 que personas agradecidas por concesión de favores le han llevado serenatas en persona de los cantantes de música llanera Reynaldo Armas y Vitico Castillo. En verdad eso debe ser todo un espectáculo.
Sería interesante visitar la tumba del ánima de Marrero, lo cual procurare hacer en mi próxima visita a Caicara del Orinoco  pasare por Santa Rosalía y le llevare como ofrenda una botella de aguardiente. Maferefun bogbo egun todos los días. No olviden que el muerto pario al Santo.

LOS PECADOS DE LA IGLESIA VENEZOLANA



“Yo pecador me confieso ante Dios todo poderoso, que he pecado mucho de pensamiento, obra y omisión, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego ante ustedes hermanos, que intercedan por mi ante nuestro señor Jesucristo. Amen”. La fe en la oración puede salvar tu alma. Cuestión esta que obviamente no hicieron los protagonistas religiosos de este artículo.
El día 24 de julio de 2.016 se publicó en el diario Ultimas Noticias, páginas: 4 y 5, un trabajo especial por Narkis Blanco (a quien felicitamos), cuyo título es: “Los pecados de la iglesia venezolana”.
Nos atrevemos a hacerle algunas observaciones e interpretaciones, basándonos en la libertad de expresión consagrada en el artículo 57 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
1.-Estamos convencidos que la iglesia de la cual se hace mención (¿la católica?) no es la única que se debe sentar “en el banquillo de los acusados” en ese trabajo especial.
2.-Aquí conviven en santa paz, con algunas diferencias por supuesto, la iglesia católica, protestante (evangélica, testigos de Jehová, luterana, mormona, etc.). También se practica en Venezuela la fe de los judíos, los musulmanes, la santería, el espiritismo y muchos más.
El artículo en cuestión da a entender que hay un “silencio sacro” y que los jerarcas eclesiásticos “tocan sus delitos con pinzas”. Eso lo explica el trabajo especial que trataremos de analizar en 6 casos, que conmovieron al país y que dejaron al descubierto ciertas debilidades de la iglesia católica en nuestro país, como imaginamos también ocurre en otras.
En primer lugar le pasan recibo a un alto jerarca eclesiástico, cuando este dice “que el país no está de acuerdo con el gobierno, sino con la oposición”. El máximo representante de la iglesia católica venezolana se parcializa políticamente, amparado en el artículo 57 de la Constitución.
Mas dicho prelado no muestra esa misma disposición cuando se trata de algún ministro de Dios que haya caído en algún hecho delictivo o faltado a los votos canónigos. Específicamente en ese caso la iglesia católica se envuelve en un silencio eclesiástico que aturde.
La actuación del Ministerio Publico en esas situaciones son abordadas por la Fiscalía respectiva “con la misma diligencia que cuando se trata de cualquier ciudadano”, es decir no hay tratamiento especial por ser un religioso (a).Todos somos iguales ante la ley.
El caso número uno es el más reciente y sucedió el 1º de julio del 2.016 en la ciudad de Mérida, cuando cinco seminaristas fueron golpeados y desnudados por encapuchados y cuando transitaban por la calle como Dios los trajo al mundo, “se especuló sin tener ninguna prueba, que los agresores eran gente del gobierno” que querían exponerlos al desprecio público por pensar y actuar de manera distinta.
Pero luego días después se demostró una vez más que la mentira tiene patas cortas y la verdad siempre la alcanza, pues en un video la esposa de un político preso, manifestó que “los seminaristas estaban ayudando en un evento de un conocido partido político”. A confesión de parte, relevo de pruebas para esos “seminaristas políticos”.
El caso nº 2 sucedió el dos de Agosto del año 2.013  en el estado Táchira. El Presbítero Diocesano Isaías Albarrán, fue detenido por el CICPC y pasado a la orden de las fiscalías 6ª y 16ª del MP, quienes pidieron medida privativa de libertad, por estar presuntamente incurso en los delitos de actos lascivos y amenaza de muerte.
Pasaron cuatro meses y el 16 de diciembre de 2.013 el TSJ dicto sentencia sobre ese caso para evitar que fuera trasladado del internado judicial donde estaba recluido, a un psiquiátrico “para evaluar un posible trastorno de bipolaridad”.
Hasta el día de hoy no hay sentencia firme sobre ese caso de abuso sexual de un ministro de la iglesia católica. Son motivo de reflexión las declaraciones del obispo de la diócesis de San Cristóbal, Monseñor Mario Moronta sobre el particular: “lamentablemente un sacerdote miembro del Presbiterio Diocesano ha sido detenido por acusaciones en su contra, debido a delicados actos contrarios a la moral y, sobre todo a la conducta de un ministro de Dios”. ¿Cómo digerimos esas declaraciones?.
Esto último nos remite automáticamente a uno de los encabezados del trabajo especial, que es objeto de este análisis y que dice: ”son reacios a asumir con transparencia sus trapitos sucios”.
Esto guarda cierto parecido con la actuación de algunos galenos y el famoso secreto médico, cuando por mala praxis se les muere un paciente. Así vemos que la violación del juramento Hipocrático, va de la mano con las faltas a los votos canónigos.
Reseñamos ahora el caso nº 3, donde está involucrado el sacerdote venezolano José Alexis Dávila, quien fue detenido el 7 de Enero de 2.012 en la ciudad de San Diego (California, Estados Unidos) por el supuesto delito de asalto sexual infligido a una mujer de 20 años.
Al ser detenido expreso en su defensa que solo “mostraba afecto a través de abrazos como lo hago en Venezuela, allá eso es común”. Fue liberado después de pagar una fianza. Al día siguiente quedo a la orden de las autoridades de los Estados Unidos.
Al respecto el obispo de la diócesis de Cabimas, monseñor William Delgado, etiqueto la situación de “exagerada por la prensa”, pues no se presentaron las pruebas de delito alguno. Esto nos remite a los casos anteriores, donde la jerarquía eclesiástica “es reacia a asumir con transparencia sus trapitos sucios”.
El caso nº 4 sucede el 24 de Abril de 2.006, allí está involucrado el entonces subsecretario de la Conferencia Episcopal Venezolana, Monseñor Jorge Piñango (Que pedimos a Dios se apiade de su alma), lo encontraron muerto en una habitación del hotel Bruno de Sabana Grande en Caracas. Fue visto cuando entraba a ese hotel acompañado de una persona del sexo masculino.
El Fiscal General de esa época Isaías Rodríguez declaro que había sido “un crimen pasional”. Esto nos lleva a deducir que había sido una relación homosexual, una ruptura del voto de celibato por parte de un miembro de la cúpula de la Conferencia Episcopal Venezolana.
El 24 de Abril de 2.006 la CEV lanzo un comunicado refiriéndose a las declaraciones del Fiscal general en referencia a la ley Venezolana y no dijo nada de las violaciones e infracciones del alto representante de la iglesia católica en Venezuela.
En el caso nº 5 está involucrado el sacerdote José Luis Gil Fernández, español residenciado en Venezuela. Este cura fue detenido en el año 1988 en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar en Maiquetía, con 21 kilos de cocaína cuando estaba dispuesto a viajar a Madrid.
Ante la acusación de traficar con narcóticos se justificó expresando: ”con esa plata pague 70 mil de la capilla nueva de la paz en san Mateo, 50 mil costaron los bancos”. Las investigaciones fueron contundentes y “determinaron que el cura formaba parte de una organización de narcotraficantes, que transportaba cocaína desde Colombia a España vía Venezuela”. Como siempre nuestro país utilizado como trampolín.
En el primer viaje cargo 9 kilos de cocaína y recibió nueve mil dólares. El segundo transporte fue de 14 kilos con una paga de 32 mil dólares, y en esa última ocasión (cuando fue detenido), iba a recibir 50 mil por 21 kilos.
El caso nº 6 ocurrió en Ciudad Bolívar, cuando el cura Luis Ramón Biaggi, fue acusado de ser el presunto asesino de su hermana Lesbia Biaggi, el 25 de Octubre de 1961. Se le dictó auto de detención después de haberse analizado las pruebas que lo señalaron e identificaron como el presunto culpable de ese hecho que conmociono al país.
Se le asigno como sitio de reclusión la Penitenciaria General de Venezuela, ubicada en San Juan de los Morros. Tres años después sale en libertad condicional porque las evidencias recabadas no eran categóricas, y se determinó falta de pruebas concluyentes.
Sin embargo algunos curas no comulgaban con las ideas del padre Biaggi. Al respecto Monseñor Juan José Bernal Arzobispo de Ciudad Bolívar, manifestó el 2 de Febrero del año 1962 al diario El Nacional que “el padre no es un santico, con frecuencia me decía que no hallaba que hacer con ciertas muchachas que al encontrarlas en la parada del autobús, le pedían que les diera la colita en su carro.
En contra parte una representación del clero se dio a la tarea de hacer visitas a las autoridades civiles, y declararon a la prensa regional que la iglesia se sentía “profundamente indignada y que los investigadores que llevaban el caso serían excomulgados de acuerdo al artículo 2.543 del Derecho Canónigo. Nos preguntamos ¿Coacción, chantaje?.
¿Se puede juzgar a un civil o militar por el Código Eclesiástico?, hasta donde sabemos cada quien debe ser juzgado por sus jueces naturales. Este caso fue tan polémico que hasta un libro se escribió sobre el mismo. El comisario de la antigua PTJ: Fermín Mármol León, lo reseña en su obra:  “Cuatro crímenes, cuatro poderes”.
Allí dice el investigador que ese caso fue manipulado por el poder de la iglesia y así lograron la libertad del cura. Cerraremos este trabajo con una frase Bíblica: “El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que oiga”.