Olofin es una de las 3 expresiones de energía con las que se
identifica al padre creador Olordumare. Su nombre significa en lenguaje Yoruba:
“el dueño del palacio” y este se representa con la bóveda celeste.
Su séquito y comitiva está conformado por todos los Santos
que integran el panteón Yoruba. Olofin entra en contacto con los seres humanos
por intermedio de los Orichas. El mantiene un control total de sus actividades.
Nada se logra sin su consentimiento. También se dice que Olofin
es el que distribuyo el ashè a cada Oricha. Aquel que haya recibido su
fundamento no puede hacer nada sin que previamente lo haya atendido
debidamente.
Después de esa breve descripción de Olofin, que la gran
mayoría de los lectores conoce, muchos podrían pensar palabras más palabras
menos: “Sabemos del gran poder de Olofin, ¿pero a qué viene todo esto?”.
La respuesta a continuación. Era necesario ese introito para
poder captar en su esencia el siguiente relato, que no es una historia, sino más
bien una anécdota interesante basada en un hecho real y que dice así:
“En los primeros días del mes de Enero de este año que recién
comienza, se llevó a cabo el primer plante de Icofà y Awofaca, en una alejada y
recóndita población del Estado Amazonas.
En ese pintoresco lugar predominan como valores religiosos,
los que pregonan protestantes cristianos evangélicos (tienen 8 locales para
realizar su culto), los cristianos católicos (poseen 3 iglesias) y el
espiritismo Marialoncero. La gran mayoría desconoce que es la Santería.
Debido al interés religioso de un Babalocha que tiene
coronado Yemayà y que no es originario de ese lugar, se planifico realizar la
ceremonia. Surgieron contratiempos para conseguir los animales. Después de
muchas vicisitudes se logró conseguir los gallos, pollos y gallinas necesarias.
No así las palomas. No porque no hay, sino porque a la gente
de esa población no le gusta desprenderse de sus animales domésticos. Es más
fácil conseguir azúcar y café en ese lugar, que un par de palomas.
Debido a esa dificultad se le pregunto a Orula, si la eyelè
se podía sustituir por jìo jìo y este lo autorizo. Sobre este particular
cualquier Santero ortodoxo podría decir que fue una falta de respeto a los
Santos.
Con mucha humildad le contestaríamos que se queje o se lo
diga a Orula, pues este dio su visto bueno. Además la palabra de Orula nunca
cae al piso, eso lo dice Ika She. ¿Se atrevería usted a contradecirlo?.
Es nuestra palabra contra la de cualquier Santero que este en
desacuerdo, pero hay un detalle que nos absuelve de toda culpa: “El Awò nunca
dice mentiras porque Olofin está escuchando”, eso está en Oyekun Nilogbe.
Los 3 Awoses que trabajaron en la ceremonia, que por razones
obvias no mencionaremos sus verdaderas identidades, para evitar una cacería de
brujas o que se conviertan en el blanco de la chismografía santoral.
Ellos son: Luis Pérez (Irete Untedi), Stephen Blanco
(Ogbeyona) y Antonio Valdez, oficial técnico del Ejercito (Ofùn Sa). Todos
ellos pusieron el grito en el cielo cuando descubrieron a última hora que no
habían traído el tablero para atefar. Se agotaron todas las instancias
posibles.
Sobre este
particular recordamos una anécdota que le sucedió a un recién coronado Awò, que
en su primer plante olvido preparar los iquines para el mismo (probarlos,
rasparlos y ponerlos a comer). Antes de que cundiera el pánico el padrino de ese Awò que se iniciaba, saco de
su bolso los iquines necesarios y se solvento la situación.
También recordamos que en otro plante no se conseguía el
carbón para el Ozain y alguien sugirió quemar un pedazo de madera hasta que se
transformara en carbón. Así se hizo y continuó la ceremonia. Menos mal que la
actividad se hacía en una casa, porque si hubiera sido en un apartamento, algún
vecino habría llamado a los bomberos.
Sin perder la paciencia analizamos los hechos, las cosas que
habían sucedido y aplicamos la lógica, tal como lo plantea Iwori Meyi.
El objetivo de todo Awò es buscar cómo resolver los problemas
que le puedan surgir e imponerse a las dificultades, así lo dice Iroso Wori.
Parece que Olofin oyó desde su palacio en el cielo, el grito
que soltó cada uno de los 3 awoses, porque autorizo por medio de Orula, después
de 4 intentos fallidos, que se podía atefar sobre un cartón cuadrado de color
negro fijado al suelo. Ya sabemos que muchos preguntaran ¿y por qué cuadrado?.
No podemos olvidar que el primer tablero fue cuadrado.
Quizás sea oportuno recordarle a algunos Awoses que están
leyendo este escrito y que no comparten la decisión tomada (están en su legítimo
derecho en no estar de acuerdo), que el Awò es en esencia un espíritu dirigido
por Ifà, eso lo establece el signo Irete Batrupon.
Por otra parte también se debería recordar que Olofin le da
al Awò el poder para que derrote los contratiempos, dificultades y enemigos que
puedan surgir. Esto está contemplado en el ordun Ofun Funí.
Recibieron la ceremonia una mujer y 2 hombres. Ella salió
hija de Ochùn y los hombres hijos de Eleguà y Oyà.
La ceremonia de Mano de Orula se desarrolló con normalidad.
El obi omi tuto a egun y a los guerreros no arrojo ningún ocana”.
En todo caso si actuamos bien o mal, corresponde a Olordumare
y específicamente a Olofin compensar los actos buenos o malos, tal como se
plantea en el signo Otura Sa.
Como mensaje final debemos agregar que los hechos narrados,
no surgen por capricho de sus actores, sino que se dio una situación
imprevista, un olvido involuntario y había que resolver de la mejor manera. Por
lo general la necesidad es la madre de la creatividad y la inventiva.
No significa esto que cualquier Awò en una situación parecida puede llevar a cabo
este procedimiento, porque este surge después de autorizarlo Orula.
Por otra parte el Babalawo nunca debería pensar que lo sabe
todo, siempre hay algo nuevo que aprender, porque Olofin y Orula son los que
saben. Eso lo dice el último signo omolù del Oráculo de Ifà: Ofùn She.
No hay comentarios:
Publicar un comentario